Mientras paseamos por el Ponte Santa Trinità podemos observar miles de turistas que capturan con sus cámaras los colores toscanos del Ponte Vecchio. El tono siena de las fachadas adornado con el verde de las contra ventanas se ha convertido en una imagen típica de esta ciudad.
Pero merece la pena mirar hacia el otro lado, hacia el oeste. Los atardeceres tiñen de rosa el cielo italiano. El Arno se ensancha y refleja con majestuosidad el Ponte alla Carraia.
Si el tiempo lo permite es una delicia sentarse en los “triángulos” del Ponte Santa Trinità a ver como el sol se va escondiendo poco a poco mientras las farolas van iluminando ambos lados del rio.